Había muchas ganas en Bugatti de vender el último Veyron que les quedaba en el garaje.
Desde que en 2005 se presentase ante en el mundo, este espectacular
coche, famoso por sus luchas por el récord de velocidad, ha sido el
capricho de los 450 millonarios que se lo han podido permitir. Ni uno
más. Y es que con un valor que ronda los dos millones, por fin se entrega la última unidad, a la que han llamado 'La Finale' y que será exhibida antes de nada, dónde si no, en Ginebra.En principio iban a ser solo 300 unidades, una limitación que se amplió a 450 cuando se añadieron las versiones Grand Sport y Grand Sport Vitesse. No obstante, mientras que los primeros coupés se vendieron uno detrás de otro (en 2011 ya habían sido todos entregados), los 150 descapotables no tuvieron la misma acogida.
Hace un año, en Bugatti decían que estaban tranquilos. Aún les quedaban 40 unidades por vender pero confiaban en matricularlos en doce meses. Tenían razón. Eso sí, sabían que hasta que no entregasen el último, la marca no iba a dar el paso adelante de lanzar su siguiente modelo. Por suerte para Bugatti, el Veyron es un coche que desean todos los coleccionistas, y poco importaba que los Ferrari, McLaren P1 , Lamborghini Veneno de la competencia se agotasen a las pocas semanas de salir. Ellos seguían otro ritmo.
El coche más rápido del mundo
Con un motor de 16 cilindros, 8 litros de cubicaje y 1.001 caballos, el Bugatti Veyron podía acelerar de 0 a 100 en 2,7 segundos y llegar a los 407 kilómetros por hora. Casi nada. A esa velocidad máxima, el coche tenía tan solo 12 minutos de autonomía, en los que podía recorrer, como mucho, 100 kilómetros. No es de extrañar por tanto que tuviese un consumo medio homologado de 16,2 litros.
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